Jesús nos deja y sentimos miedo y soledad. Pero nos deja un mensaje de esperanza y nos pasa el testigo de su obra. Los discípulos no le entendían, por eso una y otra vez le preguntaban «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Todavía hoy, a mí me cuesta entenderle. No sé si habrá un sitio al lado del Padre, y si nos encontraremos ahí. Lo que se, es que hay una manera de vivir, que te hace sentir realizado, y ese camino nos lo ha marcado Jesús. Yo intento que mis pequeños actos del día a día, estén marcados por el compromiso, la empatía, el amor, … Y cuando fallo o cometo errores, ahí está el Padre, acompañándome y mostrándome de nuevo el camino.
Ahora somos nosotros los que tenemos que seguir la “obra de Jesús”. Y entre todos, con pequeños hechos, haremos que nuestra vida y la de los demás, sea mejor y más plena. No sé qué habrá más allá, quizás soy como Felipe, y no conozco a Jesús como debiera. Pero una cosa estoy segura, el seguir a Jesús hace “que no tiemble nuestro corazón”.
A.A.
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