lunes, 27 de enero de 2014

BENDITOS LOS TONTOS DE CORAZON (Mt 4, 12-23)

Tenemos ante nosotros una lectura con dos parte diferentes, que al terminarla nos deja un poco el interrogante de ¿y aquí no falta algo? Por eso las vamos a repasar de forma separada, veremos si falta algo o no.

En la primera parte, Jesús nos muestra la luz, el camino a seguir; comienza a cumplirse el plan establecido, y el proclama el mensaje de Dios.

La primera vez que oí el pasaje de la segunda parte, me pareció terrible, muy duro y un poco locura. Dejarlo todo para seguirle, sólo algunos elegidos lo hacen y son los que nos ayudan al resto a seguir el camino de Jesús, su luz. 

Como decía el poeta, el camino se hace al andar, paso a paso. Eso es lo que debemos hacer, dar pasos hacia la luz de Jesús, que nos guíe nuestro corazón en las decisiones diarias, en nuestras relaciones con otras personas, en nuestras prioridades. Jesús nos guía para mirar la vida desde el corazón, no desde los números, desde el poder, desde el ser el mejor, el más, ...ese no es el camino, ni la luz que Dios nos enseñó a través de Jesús. 

Claro que no es fácil, incluso a veces alguien nos habrá dicho que somos (y permitid me la expresión) tontos. Si tontos por ayudar, tontos por no aceptar el trabajo que nos hacía superjefas, tontos por no invertir en empresas de armamento cuando estaba a punto de empezarse una guerra y eso iba a subir las acciones en bolsa, tontos por ….. Mi abuela solía decir . “Más vale un buen tonto, que un mal listo”; yo no lo entendía entonces; ahora sí...cuanto listillo hay por el mundo .

Si dar pasos por el camino de Jesús, hacia la luz que él nos anuncia es ser tonto, benditos los tontos de corazón. 

¿Qué quieres ser tú? 

Y.U.A.

domingo, 12 de enero de 2014

EL BAUTISMO DE JESÚS, EL SEÑOR (Mt 3, 13-17)

Yo no me acuerdo de mi bautizo, porque era demasiado pequeña. Ahora cuando me pongo a pensar y me da pena, hubiese sido bonito recordarlo. Aunque a lo largo de mi vida he tenido la posibilidad de renovar sus promesas y de vivir en primera persona el bautizo de mis hijos. En esos momentos me he sentido también renovada por dentro, y querida por Dios como una hija, como le ocurrió a Jesús.

También Jesús vivió este momento. La grandeza de Jesús radica en su cercanía y humildad. Es uno como uno de nosotros. La naturaleza humana nos hace cambiar cuando nos sentimos importantes. Importantes porque hemos hecho o conseguido algo que nos hace sentirnos mejor que el resto. Y nos olvidamos de la humildad. Aquí Jesús nos de una lección, por eso sus palabras y sus hechos nos llegan hasta el corazón, porque se pone en el lugar del bautizado, del trabajador, del hambriento, del que sufre, del solo,…

Al igual que a Jesús, renovar nuestro bautismo nos da la fuerza del Espíritu para vivir nuestra vida con otro sentido, otra prespectiva,…me hace ponerme en el lugar del otro, disfrutar del momento que vivo, me ayuda a enfrentarme a mis miedos con más serenidad y valor, me hace sentirme querida por Dios, me da paz.

Que este 2014 que hemos comenzado tengamos la posibilidad de renovar las promesas del bautismo y nos haga sentirnos hijos amados de Dios con la fuerza de su Espiritu.

AA

lunes, 6 de enero de 2014

CONFÍAR Y ADORAR (Mt 2, 1-12)

Hoy es uno de esos días en los que me gustaría ser niña de nuevo. Recuerdo la ilusión con la que escribía la carta a aquellos magos con la seguridad de que me iban a traer la muñeca, el cinexin, la cocinita ó los airganboy que les había pedido; la alegría al ver la cabalgata; los nervios al ir a la cama y pensar que iban a venir a mi casa; el asombro y la sorpresa al levantarme y comprobar que todo era real.

Puedo decir que confiaba en Melchor y adoraba (admiraba) a los reyes magos.

Los magos de oriente tampoco tuvieron dudas para encontrar a Jesús. Se pusieron en camino, siguieron la estrella, lo descubrieron y lo adoraron.

Aunque estaban lejos, fueron capaces de levantar los ojos de la tierra para ver que Dios se manifiesta y se hace presente. Descubrieron esa estrella diferente a las otras, la que tenía más brillo, la única que les guiaba. Confiados emprendieron un camino largo y desconcertante pero como recompensa encontraron al Niño y lo adoraron (le ofrecieron lo mejor que tenían).

Sabemos que para encontrar a Dios y hacerle presente en nuestra vida las actitudes tienen que ser de búsqueda y de confianza, estar seguros que si buscamos a Dios, Él nos guía pero ¿estamos en camino y dispuestos a dejarnos guiar?

Muchas veces nos hemos puesto en marcha, hemos recorrido diferentes etapas, en ocasiones hasta hemos dejado de ver la estrella y han aparecido las dificultades.

Pero tenemos pistas, sabemos que nunca vamos a encontrarle en la soberbia, ni en el poder, ni en la falta de caridad y vamos a descubrirle en lo sencillo, en lo habitual de cada día y en la solidaridad con los demás.

Navidad es tiempo de adorar. Ojalá hoy nos pongamos delante del Niño, contemplemos su rostro, escuchemos su voz y le adoremos (entreguemos y ofrezcamos lo que somos y tenemos agradeciéndole su presencia).

Yo sigo en marcha porque Él me sigue sorprendiendo con su presencia.

R.A.