En esta noche mágica de reyes y después de acostar a los pequeños con esa ilusión que les envuelve me pongo a leer el evangelio de la Epifanía del Señor y me conmueve y me cuestiona, pienso en la mirada de esos niños que al levantarse hoy vivirán momentos mágicos y de ilusión, pero también quiero recordar a otros rostros, otros niños que tal vez no tengan hoy nada para comer, no tengan fuerzas para reír porque están malitos.
Hoy es un día de alegría en todas las casas, sobre todo en las que hay niños. Abren emocionados sus regalos, esperando con ilusión eso que pidieron en la carta a los Reyes Magos, incluso Jesús después de nacer y llenar de alegría a sus padres, también recibió sus regalos.
A todos los niños del mundo sirva hoy mi adoración y mi abrazo lleno de ternura como el que los reyes de oriente llevaron al mesías...
N.B.
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