domingo, 20 de enero de 2013

UNA RELIGIÓN DE VIDA (Jn 2,1-11)

En el Evangelio de hoy, en un pueblo humilde y poco conocido (Caná) y en una fiesta de amor y felicidad (una boda) Jesús convierte el agua en vino. Con este signo nos propone un cambio: sustituir la ley y los ritos por una nueva manera de vivir: “en amor y con alegría”.

Pasar de una religión fría, de normas y de leyes a una de vida, de fiesta y de compromiso vivo. Pasar de la ley al amor, de lo mandado a la compasión creativa, de lo seguro al riesgo.

Muchas veces decimos que es difícil, que nos cuesta captar la presencia de Dios en los acontecimientos de cada día, que tenemos que estar más atentos, con más confianza en Él, escuchar y estar dispuestos a actuar.
Tenemos que  mirar alrededor para darnos cuenta de que “no tienen vino”..., para no vivir “sin enterarnos de la fiesta”..., para sentir que algo falta y falla… “No tienen vino”, ni trabajo, ni casa, no tienen techo ni derechos…
Mirar a nuestro lado para poder actuar conforme a lo que Jesús-Dios quiere: “Haced lo que él os diga”.

Igual que la fe de los discípulos empezó a crecer al ver  los signos de Jesús, nuestra fe despertará cuando seamos capaces de descubrir a Dios y lo que nos quiere decir,  mirando con atención, con otros ojos, y aportando a los demás esperanza, alegría y amor.

Mirar a la realidad con otros ojos para hacer lo que Él nos dice”.
R.A.

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