Un leproso es una persona enferma y marginada, de las que solemos alejarnos por si acaso se nos pega su mal. En esta sociedad tendemos a poner distancia entre nosotros y los que consideramos diferentes por su aspecto, categoría social, procedencia…
Sin embargo, el evangelio dice que Jesus siente compasión al ver al leproso y escuchar sus súplicas. La Compasión nos remueve por dentro hasta las entrañas y esto exige una respuesta activa. La persona que siente Compasión tiene que hacer algo para aliviar la situación que le ha provocado ese sentimiento. Jesus responde acercándose, e incluso llega a asumir el riesgo de tocarle (eso podía suponer contraer la enfermedad maldita). El Maestro no duda en acoger a esta persona sufriente, se abre a ella y la acoge sin ningún límite, la ama de tal manera que consigue liberarla del sufrimiento
Para mí, esto es una lección de Acogida al hermano que sufre, porque debemos aprender a acercarnos a los extraños, que no son tan diferentes a nosotros…
¿Es tan difícil hoy convivir en nuestra ciudad y ambiente en clave de Acogida?
IOI
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