domingo, 1 de marzo de 2015

ORACIÓN, ACCIÓN Y COMPROMISO (Mc 9,2-10)

¡Qué bonita la experiencia de subir al monte con amigos! Dejar el ruido de la ciudad y después del esfuerzo del ascenso, encontrar un lugar tranquilo y silencioso en el que respirar profundo y admirar la belleza del paisaje.
 
Algo así hizo Jesús con sus amigos en el Tabor. Allí, Pedro, Santiago y Juan descubrieron que para encontrarse con uno mismo y con Dios hace falta silencio y oración, allí conocieron a Jesús de una forma diferente, le vieron con otros ojos e intuyeron lo que les pedía.
 
A mí, a nosotros nos cuesta callar y contemplar, pero Dios nos sorprende y nos deja mudos en esos pequeños “tabores” ó momentos bonitos en los que nuestra vida se carga de sentido. 

Nos cuesta escuchar porque la cera de la comodidad y de los ruidos tapona nuestros oídos pero ahí, una y otra vez está la voz que nos dice “Este es mi hijo amado, escuchadle”
 
Y cuando le escucho, cuando le siento cerca, entiendo que hay que subir a la montaña para bajar con ánimo de nuevo a la vida y a los ruidos. Es necesario encontrarme con el enfermo, con el que sufre, con el que quiere hablar conmigo porque está triste. Es importante que sea generosa y solidaria. Es justo que me manifieste por una sociedad en la que todos seamos iguales.
 
Hoy es un buen momento para encontrarme con Dios de una manera tranquila, descubrirle en la oración y escucharle. Esta experiencia me dará ánimo y fuerza para implicarme en la acción y en mi proyecto y compromisos de vida.

R.A.

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