En el evangelio de este domingo Jesús nos habla de desprendimiento para seguirle, abandonando nuestros bienes materiales; de desprendimiento afectivo, no yendo ni siquiera al entierro de un padre; desprendimiento de uno mismo, rompiendo con el pasado para seguirle.
Yo me quedo con que para seguirle debo intentar que sea el centro de mi vida. La referencia que guíe mis pasos, que esté en medio de mis decisiones, de mi forma de pensar, que al actuar me cuestione siempre hacerlo desde la óptica de Jesús, del cristiano.
Que mi seguirle se amplíe a cada aspecto de mi vida: como me comporto en el trabajo, en la familia, con los que me necesitan… y qué respuesta doy a cada llamada. Porque Él está detrás. No soy yo la que decide, sino que mis decisiones y mi forma de actuar deben estar inspiradas por Él.
Que mi seguirle se amplíe a cada aspecto de mi vida: como me comporto en el trabajo, en la familia, con los que me necesitan… y qué respuesta doy a cada llamada. Porque Él está detrás. No soy yo la que decide, sino que mis decisiones y mi forma de actuar deben estar inspiradas por Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario