En la lectura de hoy admiro la valentía y la fe de la mujer pecadora que se acerca a Jesús confiada en que será perdonada.
Jesús acoge a la pecadora, la perdona sin juzgar y la defiende con ternura, la reconforta y concluye que el perdón le dará paz.
Me lleva a reflexionar en lo difícil que es perdonar lo que no entendemos sin juzgar ni condenar, si yo me muestro dispuesto a perdonar aquello que realmente me cuesta si soy capaz de ayudar a los que han caído, a los que son distintos y actúan de manera que no comprendo.
M.L.
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