Al leer el evangelio de hoy a pesar de toparnos con una llamada de atención a lo que esperábamos sobre la venida de Jesús, me ha traído a la mente, con alegría y sobre todo con ESPERANZA, la imagen del Papa Francisco, su imagen alejándose de la ostentosidad del poder y acercándose a los pobres y débiles. Insistiendo desde su escrito la "Alegría del Evangelio" (entusiasta y afortunado nombre) a cooperar con el desarrollo y la educación, a luchar contra el poder del dinero y la dictadura de la economía. Fijándonos en él y en sus palabras se nos hará más fácil trabajar por los pobres, los preferidos del Señor, y concienciarnos a pesar de las actitudes y políticas egoístas que nos rodean y que con la disculpa de la crisis nos llevan a unas desigualdades vergonzosas e intentan disculpar medidas que limitan los derechos básicos de los más débiles y pobres.
En el evangelio de hoy la señal de que Jesús es verdaderamente "el que había de venir" es que lleva la buena noticia a los pobres y consuela y cura a los marginados, no son señales de trompetas, ropa ostentosa, poderío reconocido y mensajes fáciles de digerir, nos dice que nos confundimos si lo que esperábamos es un Jesús más formal y conformista que nos trae por arte de magia la paz, felicidad, abundancia y éxito sin ver las guerras, la infelicidad y la carencia que hay a nuestro alrededor, no debemos equivocarnos.
El camino del adviento nos lleva a Jesús, el mismo camino que nos lleva al Reino de los Cielos donde todos tienen cabida, donde los más pequeños se harán grandes, y en este camino debemos demostrar que somos una comunidad solidaria y que llevamos la "alegría del evangelio" a los caminantes que nos encontramos en el camino.
En el evangelio de hoy la señal de que Jesús es verdaderamente "el que había de venir" es que lleva la buena noticia a los pobres y consuela y cura a los marginados, no son señales de trompetas, ropa ostentosa, poderío reconocido y mensajes fáciles de digerir, nos dice que nos confundimos si lo que esperábamos es un Jesús más formal y conformista que nos trae por arte de magia la paz, felicidad, abundancia y éxito sin ver las guerras, la infelicidad y la carencia que hay a nuestro alrededor, no debemos equivocarnos.
El camino del adviento nos lleva a Jesús, el mismo camino que nos lleva al Reino de los Cielos donde todos tienen cabida, donde los más pequeños se harán grandes, y en este camino debemos demostrar que somos una comunidad solidaria y que llevamos la "alegría del evangelio" a los caminantes que nos encontramos en el camino.
J.y M.
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